domingo, 26 de junio de 2011

Resumen EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO DEL FANTASMA (Jean – Paul Valabrega) (2011)



EL PROBLEMA ANTROPOLÓGICO DEL FANTASMA
Jean – Paul Valabrega

I.          INTRODUCCIÓN
El autor abre su exposición precisando que antes de presentar las generalidades que se desprenden de las investigaciones sobre el fantasma, es necesario dejar claro que todos los analistas coinciden en la creciente importancia que ha adquirido el fantasma en la práctica clínica, la técnica y la teoría.
Valabrega señala que para buscar los orígenes del concepto, es necesario investigar retrocediendo hacia un aspecto esencial del psicoanálisis mismo. Esto implica entonces, remontarse una y otra vez hacia lo anterior, recorriendo una cadena, cuya s amarras se anclan en la historicidad.
Pero es justamente en la interjección de estas amarras, o en los eslabones que faltan, donde encontramos el fantasma. Hacemos pues, agrega el autor, “a propósito del análisis, lo que hacemos en el análisis”.
Esto nos da pie para mostrar una primera indicación, a saber, la transformación, noción central en el desarrollo de esta exposición.
En segundo lugar, el hecho de remontarse en el tiempo, solo puede desembocar en el mito, que universalmente refiere al origen.
Con estos elementos, tenemos suficiente para dejar planteado el problema antropológico del fantasma, pero además, no hay otra forma de hacerlo, sino bajo la óptica de la antropología psicoanalítica. Con esto último, el autor recuerda que se refiere a la rama donde el desarrollo de toda investigación, es necesariamente desigual por un lado, puesto que a los antropólogos les falta la interpretación analítica en sus trabajos, mientras que muchas veces a los psicoanalistas, les faltan los datos que poseen los antropólogos.
Pero esta situación, no es solamente una cuestión metodológica, sino que evidencia el problema del reenvío de un campo a otro, del fantasma al mito, y viceversa. Es en este punto donde se encuentra el fundamento de la antropología psicoanalítica.
Finalizada la introducción, Valabrega considera necesario desarrollar las nociones que se han planteado.
II.         
Lo primero a desarrollar, tiene relación con las principales direcciones, comparaciones, relaciones clásicas y oposiciones acerca del estudio del fantasma.
1.         Fantasma y realidad
El papel que juega la realidad en el análisis, nos impide llegar al corazón del asunto, ya que lo real a lo que alude el paciente, es lo que precisamente muestra lo más aproximado del inconsciente. Es aquello que dice “Ya lo sé, pero aun así…”. Pero no es la realidad la que resiste sino el inconsciente. Es esta la transformación que es necesario operar aquí. Para entender mejor esta premisa, es necesario recordar que Freud partió de la realidad, del realismo, lo cual se entiende dentro del contexto histórico científico de la época. Sin embargo en el transcurso de su trabajo abandonó el realismo, descubriendo al fantasma. Al respecto es necesario destacar el papel del resto diurno en el sueño. Este recibe su función en el hecho de que en él puede entrar un fantasma, o este último, adueñarse de él. Se produce entonces un encuentro; una coalisión del fantasma con el símbolo, donde el elemento de realidad, debe ser4 buscado en el hecho mismo de la coalisión. Esto explica el hecho de que aparezca el resto diurno durante el análisis del sueño, en la medida que este sueño sea relatado. Por otro lado se advierte que en el transcurso del análisis, no es fácil distinguir el resto diurno del fantasma del sueño. El resto diurno se nos aparece como infiltrado por el fantasma, que es el que designa a ese resto, para desempeñar su función en la elaboración del sueño.
2.         Se ha planteado frecuentemente la cuestión de si el fantasma es consciente o inconsciente, o si viene del yo o el ello.
Al revisar al obra de Freud, nos encontramos con que el fantasma tiene un componente mixto. Asimismo, en el mito, hay dos formas, dos contenidos, dos lecturas, lo manifiesto y lo latente, lo consciente y lo inconsciente. Por eso los argumentos de algunos autores por unificar los conceptos, tales como fantasma consciente y fantasma inconsciente, como es el caso de Laplanche, se desmoronan ante lo que el psicoanálisis realmente busca. Es justamente desagregar los contenidos que han sido condensados en el sueño, lo que el psicoanálisis hace.
Lo mismo ocurre con la palabra fantasma y fantasía, cuyos significados son diversos en francés y en alemán. Pero no es posible afirmar a partir de esto, que el psicoanálisis abandonará la palabra fantasma, como un concepto específico de su disciplina. En el caso de la palabra fantasía, refiriéndose a los dichos de Lagache, el autor señala que el problema es que el término Phantasie designa simultáneamente una función y una producción; es a la vez imaginación y también lo que se imagina.
Estos ejemplos, nos llevan al hecho de que ciertas discusiones sobre el problema del fantasma, tienden a permanecer en un nivel meramente terminológico. Y por otro lado, todas las resistencias  dadas a propósito del sueño, con respecto a lo consciente y lo inconsciente, se vuelven a encontrar a propósito del fantasma.
También se ha relacionado al fantasma con la pulsión. Esta última, como la satisfacción primaria alucinatoria, con la sensación que sería la forma primera del fantasma, según S. Isaacs, con las necesidades, con los instintos, con la imagen de la percepción sensorial, con el recuerdo encubridor entre otros.
Llegando a este punto, el autor retoma nuevamente la obra de Freud acerca de la pulsión y del fantasma, “Lo inconsciente”. En este texto, Freud deja claro que la pulsión es y permanece por naturaleza inconsciente, y demuestra que la noción de fantasma se encuentra implícita en la dinámica pulsional y se desprende de ella, ya que la representación ideológica inconsciente es, el fantasma.[1]
El inconsciente entonces, no es un núcleo puro, sino un intermediario entre lo psíquico y lo somático. Freud nos dice que la doctrina de las pulsiones son nuestra mitología[i]. Mito, agrega el autor, que se descifra en la representación pulsional y sus transformaciones, es decir, en el fantasma. Freud también habla de ramificación, refiriéndose a la representación de la representación, que se entiende en un sentido dinámico, y en otro estructural. Citando a Freud, el autor rescata la idea de que las ramificaciones de los impulsos inconscientes, existen algunas que reúnen en sí, determinaciones opuestas. Es decir, por un lado presentan un alto grado de organización,, han usado todas las adquisiciones del sistema consciente, y casi no se diferencian de los productos de este sistema. Sin embargo son inconscientes e incapaces de consciencia. Cualitativamente, pertenecen al sistema preconsciente, y al inconsciente, y pese a su alto grado de organización, permanecen reprimidos y no son capaces de llegar al consciente. Su destino depende de su origen. Tanto las fantasías de las personas normales como de los neuróticos, son de esta naturaleza, de las fases preliminares de la formación de sueños y síntomas.
Lo que se quiere destacar de estas ideas, es que las pulsiones y los fantasmas se encuentran en estrecha y necesaria relación, puesto que los segundos son las representaciones de las ramificaciones pulsionales. Y que las pulsiones (seres míticos) y los fantasmas (seres mixtos), son ambos intermediarios.
En este punto es importante hacer alusión a la imago. Este concepto, si bien fue ampliamente utilizado en un primer tiempo, ha ido siendo desplazado por la noción de fantasma. La imago, entendida como la imagen inconsciente, está del lado del fantasma. Así, el fantasma quedaría claramente definido como el aspecto dinámico de la imago. También es un intermediario, entre la proyección y la introyección.
Son estas últimas observaciones, acerca de la pulsión, el fantasma y la imago, las que el autor considera relevantes como fundamento teórico para desarrollar el problema antropológico del fantasma.
3.         Entonces, teniendo presente a estos mixtos, intermediarios, - fantasmas y pulsiones - que definen las coordenadas de base de la doctrina analítica, Valabrega se pregunta acerca de la, o las leyes que presiden su formación y estructuración. Esta ley, es la de la transformación.
Esta no puede ser reducida a mecanismos que ya recibieron esta denominación, agrega el autor, así como tampoco a ciertas formas del discurso, a la inversión, o renegación. Sería mejor, precisa Valabrega, hablar de vuelco, pero por ahora, se hablará de ley de transformación.
Por otra parte, en este punto es importante notar que Freud da un vuelco desde el artículo sobre las Pulsiones, con respecto a cómo plantea el mecanismo de defensa del Yo posteriormente. La transformación, significa también un retorno al objeto narcisístico. Todo el alcance de la transformación reside, en el texto de Freud, en las palabras Verkhrung y Gegenwenwdung, de las cuales su sentido no alcanza a ser traducido en su real dimensión. Para Valabrega, la transformación en el sentido de ley de transformación, es la raíz del dualismo freudiano.
Considerando a la pulsión, ser mítico, e intermediario entre lo psíquico y lo somático, la transformación aquí consiste en la noción de conversión psicosomática. con respecto al caso del fantasma, éste se debe descubrir o interpretar, utilizando la ley de la transformación. En el artículo sobre Recuerdos encubridores, Freud ubica al fantasma detrás del recuerdo, donde se muestran ejemplos tales como “quien bien te quiere te hará llorar”, que se transforma en “quien te hace llorar, bien te quiere”. Es decir que por medio del intercambio de proverbios, podemos evocar una serie de producciones emparentadas con el fantasma. Así también ocurre con los cuentos, las leyendas, etc.
Pero además es posible ilustrar otros aspectos más amplios y precisos de la ley de transformación, que el autor considera como una de las leyes fundamentales de la fantasmática.
La tesis que nos propone Valabrega, es que no se opera ni exclusivamente, ni esencialmente sobre la materia misma del fantasma, es decir, sobre el enunciado mismo que de ella se desprende. Se opera entre el fantasma y el mito, y viceversa. Dicho de otro modo, para comprender el efecto de la ley de transformación, hay que introducir y conservar en la teoría de la bipolaridad: Fantasma-Mito.
El mejor ejemplo de esto, es el Epido. Si bien hay muchos autores que afirman que el Edipo existía gracias a que Freud era un hombre muy culto. Esta, en opinión del autor, es una explicación culturalista, que no muestra en su totalidad el proceso real que sucedió. Si el psicoanálisis descubrió el complejo nuclear, señala Valabrega, y posteriormente lo reencontró en el teatro antiguo, no es porque Freud haya leído a los griegos, sino porque el complejo se encontraba en el mito. Pero hay que aclarar que Freud fue a buscar el Edipo, ahí donde no se encontraba en forma manifiesta, es decir, en los sueños. Y posteriormente, en un retorno al mito, lo reencontró, dándole un nombre. En esto consiste precisamente la ley de transformación.
Ciertamente que en la tragedia de Sófocles no estaba todo dicho, sino el psicoanálisis habría nacido cuatro siglos antes de Cristo. El psicoanálisis esperó a que el mito se transformara en fantasma, se encontrara con el fantasma y se uniera a él, mientras que el mito no era ya el mismo, más que el fantasma transformado. Es por lo tanto a partir de este encuentro en Freud, que nace el psicoanálisis, y surge el complejo de Edipo como tal. Luego, cuando tuvo que completar la teoría del Edipo, Freud retoma otro mito, el de Narciso, a partir del cual da cuenta de los fantasmas psicóticos, que fueron bautizados por Freud como neurosis narcisística.
Por su parte F. Perrier observó que la referencia freudiana al mito, dado que es una constante, aparece como una necesidad interna de la teoría psicoanalítica.
Por donde se aborde el tema entonces, está la transformación del mito en fantasma y recíprocamente, del fantasma en mito, lo que lleva a hablar más bien de una ley de doble transformación o transformación recíproca. A su vez, la operación de nominación, interviene en el cruce mismo de la transformación. La operación de nominación viene a ser el tercer término, imposible de ser reducido al igual que el mito y el fantasma.
Esta operación de nominación, puede ayudarnos, dice el autor, a comprender ciertos fenómenos de la vida cotidiana, como por ejemplo:
·         La elección del nombre de algunos niños. Darle un nombre santo a un niño, es darle un nombre mítico. Es decir, que al momento de su nacimiento se opera transformándolo de niño fantasmático a niño mítico. La nominación interviene, en la encrucijada del mito y del fantasma. Es más, es consagrar al niño a un mito. Esto es lo que se quiere decir al afirmar que el niño preexiste, en el fantasma de los padres, y especialmente en el materno. Y ya en el fantasma materno, el niño ha sido objeto de una doble transformación que opera entre el fantasma y el mito.
·         Otro fenómeno más claro, es el siguiente: casi todos los niños, juegan a transformar las letras de su nombre, o a crear otro lenguaje. En estos casos podemos interpretar este juego, dice el autor, como la emergencia de la ley de transformación. La transformación procede del fantasma está en el origen del juego y lo sostiene. Además se dirige a un mito, en tanto el niño desea acceder a un personaje místico que otro él mismo. Es él mismo, ya que se nombra con las mismas letras, y otro, porque el segundo nombre es la transformación., que no tiene sentido sin la ley del primero. En ocasiones es posible encontrar durante un análisis, una clave y una raíz mítica de la vocación o el destino. Esto es lo que designa la dimensión mítica del sujeto, de modo que es posible observar la inserción de esta dimensión mítica, a través de una transformación, en el momento en que ésta se opera a partir del nombre, en el juego del nombre transformado.
·         Algo similar ocurre en los encuentros de la realidad y de la ficción. La nominación cobra importancia en estos fenómenos, ya que surgen en el momento mismo en que se los nombra, y no de otro modo. Un ejemplo claro, es el del encuentro entre la función y el nombre, así, el cura que se llama Sacerdote, aunque suene cómico. Pero ahí no se trata de la realidad, sino de los encuentros con el símbolo. El autor sostiene, que “Es un cruce del fantasma y del símbolo que, de pronto, confiere una dimensión mítica a la relación entrevista, y que se traduce ya por la risa o ya, más profundamente, por un estado específico de perplejidad”.
o    Respecto a este mismo estado de perplejidad, es destacable también lo que sucede a nivel inconsciente, los efectos de la ley de transformación se dejan ver cuando los enunciados sitúan al autor y al oyente en ese mismo sentido de perplejidad, porque deja ver bruscamente la otra dimensión – fantasmática o mítica – del enunciado. Por ejemplo, podemos encontrar la Filosofía de la miseria, y la Miseria de la filosofía. Podemos ver, que los enunciados se prestan para la transformación, y entre las preposiciones, demuestran ser muy propicios. El determinativo, abre por sí mismo una vía para la transformación.
Por otro lado, esta transformación también es un “truco” técnico. Como es una ley de formación del fantasma, se la puede aplicar al sueño o a cualquier otro enunciado. La transformación aparece, como el revelador del fantasma.
o    Con respecto a la perplejidad ante el sueño, habrá que referirse a la temporalidad. Cuando se estudia el mito y el fantasma, y se muestra que el análisis del fantasma prueba que necesariamente desemboca en un mito, y que por lo tanto estos dos no pueden separarse, se descubre que la ley de transformación opera en todos los planos. Por lo tanto, se podría afirmar que también hay transformación del tiempo en el espacio y viceversa. Es por eso que el estudio de la temporalidad en el mito, en el fantasma y en el sueño, es lo que permitirá percibir determinados rasgos de la naturaleza de ese proceso.
El tiempo es el mismo en el mito, el sueño y el fantasma; es un pretérito indefinido. Como en los cuentos, “había una vez”… asimismo en lo que respecta a los sujetos a los que esas producciones se refieren, siempre hay un sujeto indefinido, un Se o un Ello (Es). Estas producciones, por otra parte, son las que pueden proveer el dato intuitivo más aproximado, del Es de la tópica analítica.
La ley de temporalidad – pretérito indefinido - en el mito, el sueño y el fantasma, es una transformación también indefinida, en el sentido Unendlich, sin fin.
La ahistoricidad, ese carácter designado por Freud, como uno de los predicados del sistema inconsciente, no es la ausencia de historia. El autor critica a los analistas que prescinden el hecho de interpretar el presente en términos de pretérito y viceversa, como la técnica por excelencia de la interpretación de la transferencia, ya que esto sería una interpretación grosera de la ley de transformación.
Más bien, esa temporalidad del pretérito indefinido le corresponde a todo acontecimiento fechable, tanto en el sueño como en el fantasma, el acompañamiento ineludible de la perplejidad. El análisis de esta sensación, muestra por demás, que ésta descansa y la demuestra, en la adhesión confusa de un efecto de transformación. En efecto, la perplejidad es la actitud específica del soñante, que luego al comenzar su narración dice “tuve un sueño curioso…”, lo que alude no solo al contenido, sino a la situación misma del soñante.
Es así, como el trabajo del sueño se efectúa según un pasaje de resto diurno, fechable, no obstante, el sueño propiamente tal, escapa al tiempo, dado que se encuentra con el fantasma inconsciente – por medio del resto diurno - , de manera que esta fórmula en pretérito indefinido, tal como el mito, traduce la transformación de lo temporal a lo atemporal, en el sueño, y en los fantasmas que lo sostienen.
o    Como tercer punto, Valabrega nos invita a observar las excepciones en etnología. Todos quienes estudian rituales, mitos, las leyes que rigen las agrupaciones humanas, considerando estos datos bajo un ángulo comparativo, saben que siempre surgen excepciones a la regla. Pero en realidad estas no son, en opinión del autor, las que confirman a la regla, como se dice habitualmente, sino que marcan la transformación sobre todo aquello que en el mito  o el ritual, suponen una extensión universal. Pero para llegar a esta integración de la excepción concebida como transformación, es necesario restablecer la libre circulación entre el mito y el fantasma, puesto que dicha circulación, es el principio de la ley de transformación, la fundacional de las demás leyes. De este modo es posible afirmar que el fantasma edípico, es la transformación de la ley de la prohibición del incesto, que es la ley universal prototípica.
4.       Para terminar, a Valabrega le parece imprescindible volver sobre la proposición de que el mito dice las cosas claramente.
Es precisamente, lo que se dice claramente, lo que no se puede ver, a no ser bajo ciertas condiciones relacionadas con la transformación del mito en fantasma y recíprocamente. No se puede ver, y sin duda en el mito de Edipo, éste debe perder la vista, al tiempo que lleva a cabo sobre sí, la castración.
El hecho de que el mito diga cosas que no se pueden ver, sin pasar por las condiciones descritas, es lo que el autor intenta retomar con el siguiente ejemplo.
Respecto a las manchas corporales, éstas pueden encontrarse en cualquier parte y con diversas características. Estas, sin embargo, no tienen la misma significación que un lunar en una determinada zona por ejemplo. En todas partes, existen numerosos mitos acerca de esas pequeñas manchas, como el que dice el antojo no satisfecho de una madre embarazada, queda posteriormente marcado en una pequeña mancha en el cuerpo del niño.
Lacan insistió a menudo en la mancha, la huella o la impresión como significante, en este caso del deseo, y como representante de un sujeto para otro significante, ya que la mancha es el objeto de una transmisión. Todo esto, se encuentra expuesto claramente en otra parte, en un mito. En este sentido, el autor concuerda con S. Leclaire, quien sostiene que la teoría ocupa el lugar exacto del mito.
Pero volviendo al ejemplo de las manchas, hasta aquí han quedado algunas cosas claras, pero es necesario retomar al fantasma. En primer lugar, la manchita o el antojo, tienen una gran importancia para la madre. La mancha, es un signo distintivo, el cual hará a su hijo siempre reconocible. Esto alimenta a su vez, una serie de otros mitos.
Ahora ¿qué muestra el análisis del fantasma? Continua el autor, que para el niño la mancha es de origen paterno. Lo que lo marcó es el encuentro entre el pende del padre y su esperma durante el coito, cuando el niño se encontraba en el vientre materno. Después de este descubrimiento, podemos ver lo que se dice claramente, a saber, que el antojo de la madre, es la envidia del pene del padre.
Con este ejemplo, se puede ver claramente el punto preciso en que se ubica y opera la transformación. En el mito, el origen de la mancha, del antojo, es la madre. En el fantasma, es el padre. Así, un fantasma reenvía siempre a un mito, y un mito siempre remite a otro mito. Entonces finalmente la pregunta por el origen nunca obtienen una respuesta en el tiempo, sino en un mito.


[1] “la antítesis de “consciente” es “inconsciente” carece de aplicación al instinto. Únicamente puede serlo la idea de que lo representa. Pero tampoco en lo inconsciente puede hallarse representado más que por una idea. Si el instinto no se enlazara a una idea ni se manifestase como un estado afectivo, nada podríamos saber de él. Así, pues, cuando empleamos una expresión inexacta hablamos de impulsos instintivos, inconscientes o reprimidos, no nos referimos sino a impulsos instintivos cuya representación ideológica es inconsciente”


[i] La creación literaria y La angustia y la vida instintiva.

viernes, 24 de junio de 2011

Investigación Cualitativa 2 (2004)

De: Carolina Pérez y javiera Navarro


Bibliografía utilizada:

Vales, Miguel. Técnicas cualitativas de investigación social. Reflexión metodológica y práctica profesional. Capítulo 1: “Genealogía histórica y planteamientos actuales acerca de la investigación cualitativa” (pág. 21 - 46), y Capítulo 2: “Variedad de paradigmas y perspectivas de la investigación cualitativa” (pág. 22 - 68). Editorial Síntesis. Madrid, España 1996
Pérez Cerrano, Gloria. Investigación Cualitativa. Retos e Interogantes. Capítulo II: “La investigación cualitativa: problemas y posibilidades” (pág. 43 - 76). Editorial La Muralla, Madrid, España 1998.
Taylor, S.J. y Bodgan, R.: Introducción a los métodos cualitativos de investigación. “Introducción” (pág. 15 - 27). Paidos Barcelona España, 1992.



Según Gloria Pérez, la investigación cualitativa; tiene antecedentes muy remotos en la cultura greco-romana y se conocen determinados aspectos de esta metodología en las obras de Herodoto y Aristóteles (Erickson,1973), floreciendo las ciencias positivas en los siglos XVII,XVIII y XIX. El método válido de conocimiento es el científico, la cual viene a constituir la herramienta privilegiada para desvelar cualquier obstáculo que se oponga a nuestro deseo de saber.
Pero antes de proseguir, se hace necesario determinar qué se entiende por investigación cualitativa. En este sentido, Taylor define el término metodología, como el modo en que enfocamos los problemas, y buscamos respuestas. Entonces metodología consiste, según Watson-Gegeo (1982) en descripciones detalladas de situaciones, eventos, personas, interacciones y comportamientos que son observables. Su tema, dirá Taylor, es el estudio fenomenológico de la vida social.  Pérez agrega  que la investigación cualitativa se considera como un proceso activo, sistemático y riguroso de indagación dirigida, en el cual se toman decisiones sobre lo investigable en tanto se está en el campo objeto estudio.
Pérez plantea que para Taylor y Bogdam (1986:20) La investigación cualitativa indica lo siguiente:
§  La investigación cualitativa es inductiva.
§  En la metodología cualitativa el investigador ve el escenario y a las personas desde una perspectiva holística.
§  Los investigadores cualitativos son sensibles a los efectos que ellos mismos causan a las personas que son objeto de su estudio.
§  Los investigadores cualitativos tratan de comprender a las personas dentro del marco de referencia de ellas mismas.
§  El investigador cualitativo ve las cosas como si estuvieran  ocurriendo por primera vez.
§  Para el investigador cualitativo todas las perspectivas son valiosas.
§  Los métodos cualitativos son humanistas.
§  Los métodos cualitativos nos mantiene próximos al mundo empírico y los investigadores dan énfasis a la validez en su investigación.
§  Para el investigador todos los escenarios y personas son digno de estudio.
§  La investigación cualitativa es un arte.

El investigador es un artífice. El científico social cualitativo es alentado a crear su propio método.
Por otra parte, es importante tomar en cuenta los factores que indicar MONTERO (1984:25):
·         El tipo de preguntas que se plantean en la investigación
·         El  uso del contexto natural.
·         La observación participante.
·         Las comparaciones y contrastes que se efectúan.
·         Se integran en la investigación cualitativa los conceptos “etic” y “emic”.
·         El concepto de cultura.
Por su parte Harris (1985:129). Etic se refiere a la descripción desde el punto de vista externo, y por el contrario, Emic, presenta la perspectiva que ya esta integrada dentro de la cultura o de la propia sociedad al desglosar la interpretación del significado, con sus reglas y categorías, como el conocimiento sociocultural que rige y es común para ese grupo o sociedad.
En síntesis se podría indicar que la metodología cualitativa, a diferencia de la cuantitativa no comienza con un cuerpo de hipótesis que es necesario confirmar o rechazar.
Conviene indicar que la metodología de tipo cualitativo presenta como rasgo peculiar la diversidad metodológica, de tal manera que permite extraer datos de la realidad con el fin de ser contrastados desde el prisma del método.
Valles afirma que dentro de la perspectiva histórica acerca de la génesis y el desarrollo de la metodología cualitativa, existen diferentes relatos.

a)    Hamilton
En respuesta a las clasificaciones de otros autores, sostiene prefiere relatar la historia de las tradiciones de investigación cualitativa en las ciencias sociales, como la génesis de ideas de las cuales los científicos han tomado determinadas posturas. Dicha génesis, según Hamilton (1994), se remontaría a la aparición de las ideas kantianas frente a una filosofía predominantemente cartesiana. En este sentido, el autor destaca ciertos puntos:
1)    Descartes (1596 - 1650), quien destaca la importancia de las matemáticas y la objetividad de la búsqueda de la verdad. Estas ideas, serían los pilares fundamentales de la investigación cuantitativa.
2)    Kant (1724 - 1804), supone una ruptura con el objetivismo cartesiano, proponiendo un modelo de racionalidad humana (conocimiento) donde la interpretación y la comprensión adquieren relevancia. Es decir, se propone una indagación empirista que da paso a epistemologías centradas en procesos cognitivos, enmarcados en enfoques que se caracterizan por su subjetivismo, idealismo, y perspectivismo.
3)    Por otra parte, el pensamiento kantiano distingue entre “razón científica” (conocimiento teórico) y “razón práctica” (conocimiento aplicado en la toma de decisiones en la acción humana o en el ámbito de la libertad moral).
4)    Por su parte, entre los neokantianos se destaca el estudio de Engels “La Condición de la clase obrera en Inglaterra” (1845), donde aarecen conexiones entre la ciencia social, el cambio social y la emancipación social.
5)    Dilthey (1833 - 1911), distingue entre las ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu. En su objeto de estudio, se incluye la conciencia, como posible de ser concebida por medio de la comprensión. Por lo tanto, se contrapone al anterior concepto cartesiano. También significa, que es posible estudiar las experiencias de los individuos, enmarcadas en su contexto sociohistórico y cultural.
6)    En el período de los siglos XIX y XX, la influencia del pensamiento neokantiano en Estados Unidos y en el Reino Unido, produjo una gran variedad de posturas de pensamiento, que sin embargo, tienen en común el estudio de la experiencia vivida.
7)    El los años 60 y 70, se produce una revisión del “paradigma cartesiano / newtoniano” . entre ellos destacan los trabajos de Campbell y Stanley (1963) en el área de investigación educativa, y Cronbach (1975) en psicología.
Entre los años 80 y 90, enmarcado en el estilo de la investigación – acción, se produce un regreso a la preocupación kantiana por la libertad y la emancipación social.

b)    Conde
Dentro de las perspectivas históricas que podemos encontrar respecto a la metodología cualitativa, Conde construye su relato seleccionando diversos momentos y fechas que servirán para enmarcar el desarrollo de las relaciones entre las perspectivas cualitativas y cualtitativas. Las transformaciones producidas en dichas relaciones, serán las que constituirán el actual horizonte social, epistemológico y metodológico.
Para dicho fin, el autor destaca cuatro momentos clave:
1)    Aristóteles defiende una concepción “precualitativista” puesto que es más sustantivista, sensible y empirista. Por su parte, Platón se aproxima más a lo precuantivista ya que su visión respecto a la naturaleza es más formalista, idealista, abstracta y matematizable. En esta misma orientación, ser encuentra el filósofo griego Euclides (noción de espacio).
2)    Entre los siglos XII y XIV, se produce en el Occidente europeo una serie de transformaciones económicas, sociales y culturales, que dan las condiciones necesarias para el surgimiento del paradigma científico – positivo. El acontecimiento desencadenante del nacimiento de la Ciencia Moderna, fue la admisión por parte de la iglesia, del cero y del vacío, lo que permite la matematización de la naturaleza.
3)    Pese a todo, la cosmovisión religiosa imperante en la Edad Media, retrasa la matematización de la naturaleza hasta Newton. El pone las aproximaciones matemáticas y cuantitativas en la cima de lo científico. Serán otros autores los que aportarán un desarrollo metodológico, aunado especialmente a la experimentación de laboratorio. Entre ellos destaca Galileo. Se dirá entonces, que los datos de las ciencias naturales y sociales se producen por los instrumentos diseñados por los investigadores.
4)    Finalmente, Conde encuentra una equivalencia entre la concepción de Weber acerca de la sociología como ciencia, con la perspectiva cuantitivista en la ciencia clásica. Es así, como los tipos ideales, habrían sido elaborados del mismo modo que con los métodos y las técnicas de las ciencias naturales.
Según Conde, las ciencias naturales se han adelantado en la revisión del “paradigma cuantitativista dominante” el cual, estaría en declinio, tanto en las ciencias naturales, como en las sociales. En el siglo XX particularmente, destaca la aparición del pricipio de Heisenberg (acerca de la incertidumbre) y el de Einsten (la relatividad), así como los avances en biología, química, etc.
Por último, otra idea central a destacar, es el hecho de estar en un momento de “maridaje” entre el desarrollo de las ciencias naturales y el de la investigación social.


c)    Vidich y Lyman
Centran su perspectiva histórica en las fases de la etnografía antropológica y la sociología norteamericanas. El encuadre temporal, comienza desde el siglo XV, hasta nuestros días. Su hilo conductor, será el interaccionismo simbólico, que marca las distintas etapas del recorrido histórico: la referencia a un “otro”; la primera etnografía; las etnografías sobre los nativos americanos, etc.
A esto se le suma el hecho de que los autores intentan documentar la presencia de bases morales y religiosas que han servido de orientación a los estudios etnográficos.
Aun cuando la historia se desarrolla en forma continua, los autores proponen cinco fases principales en la etnografía antropológica y sociológica:
1)    Etnografía temprana: el descubrimiento del “Otro”, s. XV y XVI. El estudio de los pueblos primitivos intentaba indagar en la génesis de la especie humana.
2)    Se caracteriza por las mentalidades coloniales y la persistencia del otro. S. XVII, XVIII y XIX. Una serie de etnógrafos no profesionales, realizaban etnografías desde la perspectiva de una civilización conquistadora, que debía civilizar al mundo.
3)    Etnografía del otro cívico: producto de los estudios de los ghettos, áreas urbanas y comunidades rurales. Es una etapa clave en el uso de los métodos cualitativos en sociología y antropología, ya que la perspectiva desde la cual se hacían los estudios, marcaba grandes diferencias (si religioso, o marxista, etc.). Se destacaron en esta etapa también, los estudios de Chicago (años 20 – 30 del s. XX), donde se sustituye la mirada cristiana, por una laica, desde una óptica de “asimilación”.
4)    Crítica a la etnografía de la asimilación: “el otro sigue siendo un otro”. (desde mediados de siglo, hasta los años 80). En esta etapa se realizan varios estudios acerca de las relaciones étnicas y las consecución o no de la asimilación, vaticinada teóricamente. (Park) sin embargo, se fue produciendo un cambio de enfoque hacia una integración sociocultural y el legítimo pluralismo de las vormas de vida al interior de la sociedad americana.
5)    El desafío postmoderno: se refiere a que se debe incluir la implicación del investigador en las experiencias de los sujetos, a la hora de llevar a cabo la observación de lo social y cultural, teniendo como norte además, la consecución de la libertad y la emancipación del individuo. Esto implica algunos cambios en el terreno de lo metodológico como liberarse del temor a convertirse en nativo, y cuestiona además, los criterios de validez. Se recomienda por el contrario, una actitud autocrítica, y no separar la labor etnográfica de la experiencia vivida. Por otra parte, se habre un nuevo campo de investigación, con el análisis semiótico de la escritura etnográfica.

d)      Denzin y Lincoln
La cronología propuesta por Denzin y Lincoln, se circunscribe al s.XX, donde distingue cinco fases de la investigación cualitativa. Pero antes, aclaran que el término “investigación cualitativa” tiene diferentes significados, dependiendo del momento. Y por otra parte, que los cinco momentos propuestos, se dan simultáneamente en la actualidad.
1)    Período tradicional: se refiere a la etnografía clásica, donde se escribían relatos “objetivos”, reflejo del paradigma científico `positivista. En ellos, los etnógrafos se preocupaban de ofrecer interpretaciones válidas, fiables y objetivas. El “otro” era distinto, extranjero y extraño. En este contexto, los estudios de la Escuela de Chicago, con su énfasis en las historias de vida, permitieron una incipiente metodología interpretativa.
2)    Modernista: se distingue por los esfuerzos de formalizar los métodos cualitativos. El paradigma epistemológico, fue el postpositivismo. Se intentó hacer calzar los argumentos de Campbell y Stanley (1963) sobre la validez interna y externa, en los modelos construccionista e interaccionista de investigación.
3)    Géneros desdibujados: en esta fase, los límites entre las ciencias sociales y humanidades se han desdibujado. Surgen además, una gran variedad de nuevos enfoques: piostestructuralismo (Barthes), neopositivismo (Phillips), neo – marxismo (Althusser), descriptivismo micro – maccro (Geetz), teorías rituales del drama y la cultura (V. Turner), deconstruccionismo (Derrida), etnometodología (Garfinkel).
4)    Crísis de representación: se pone en cuestión, por una parte, la presunción de que el investigador mismo haga acopio de su propia experiencia vivida. Por otra parte, hay una crisis de legitimación, que implica una revisión de los criterios de validez y fiabilidad. Los autores: Morcus y Fischer, Turner y Bruner, Clifford y Marcus, Geetz, abogan en sus obras por un modo de realización de la investigación etnográfica más reflexivo y crítico, con aspectos que han sido anteriormente descuidados, como es el género, la raza, del investigador.
5)    Postmoderno: es la etapa presente. Comienza en los inicios de los años 90. De esta fase, los autores proponen cuatro ideas centrales:
§  Los momentos históricos anteriores continúan operando en la actualidad.
§  La opcionalidad de paradigmas y métodos de análisis nunca ha sido tan variada como hoy.
§  El momento actual se distingue por el descobimiento y redescubrimiento de los modos de investigar cualitativos.
§  El acto de investigación cualitativa debe ser concebido como un proceso multicultural, donde influyen por la raza, el género y etnicidad del investigador.

e)      Taylor
Este autor plantea que la investigación cualitativa se hizo relevante hacia principios de siglo, con Boas (1911) y Malinowski, gracias a su trabajo de campo en el ámbito de la antropología.
Por su parte, Durkheim equiparó el análisis estadístico con sociología científica, proporcionando con esto, un modelo de investigación para los posteriores sociólogos.
En cuanto a la sociología norteamericana, el empleo de los métodos cualitativos se divulgó primeramente el la Escuela de Chicago, entre los años 10 – 40. Dicha escuela, produjo detallados estudios de observación participante, acerca de la vida urbana.
Hacia los años cincuenta, el interés por la metodología cualitativa declinó prevalesciendo más bien, las teorías ligadas al método cuantitativo. En las siguiente década, el interés por lo cualitativo resurgiría.
En la actualidad, sostiene Taylos, los enfoques sociológicos, antropológicos, psicológicos y otros estudios, son tremendamente similares.


Ahora bien, la investigación teórica, se ha caracterizado por las constantes tensiones, contradicciones y vacilaciones presentes en su definición teórica, así como también, en su aplicación práctica. Por otra parte, al hablar de investigación cualitativa se hace inevitablemente en referencia o contraposición a la investigación cuantitativa, que, pese a tener un mayor grado de formalización en los procedimientos de investigación, también ofrece una multiplicidad de líneas de estilo. Por otra parte, se podría agregar además, que actualmente en los dos tipos de investigación se ha producido un repliegue hacia la autocrítica. Así, en lo cualitativo se habla de una crítica sin precedentes dentro del movimiento etnográfico. Dicha crítica, cuestiona el papel adoptado por el etnógrafo o investigador, en los informes que produce (ética). Por otra parte, se hace un reconocimiento de que la mayoría de los problemas giran en torno a la sensibilidad de los investigadores cualitativos contemporáneos, respecto a la estrecha relación entre el proceso de investigación y los resultados que éste produce (validez).
El problema cualitativo – cuantitativo trae implicaciones en los planos epistemológico, metodológico y técnico de la investigación social. G. Pérez sosteine que, a pesar de los esfuerzos realizados, existen diversos autores que se cuestionan la cientificidad de las ciencias sociales, y que la unión entre el conocimiento y la acción constituye uno de los ejes de los problemas epistemológicos. Al respecto, hay diversas posturas entre los autores:

a)    Alvira
En su trabajo (1983), este autor argumenta a favor de una postura conciliadora, que, sin embargo, adopta desde una concepción cuantitativista postpositivista de la investigación científico – social.
Del texto de Alvira, se destacan los siguientes razonamientos:
1)    En sociología, se encuentran los precedentes del planteamiento actual en los estudios de la Escuela de Chicago, en los años 20 – 30, donde predominaba la perspectiva humanista / cualitativa y la metodología centrada en las historias de vida y la observación participante.
En los años 40 – 50, se destaca la Universidad de Columbia. Predomina el método de la encuesta y el enfoque cuantitativo. Los datos obtenidos mediante este enfoque, asumen la verificación de hipótesis teóricas.
En los años sesenta, se replantea la polémica, a causa de dos desarrollos metodológicos:
§  El cuestionamiento de la posibilidad de verificación de teorías (Popper, Lakatos, Khun)
§  Los avances en la matematización y medición de los datos cualitativos
Finalmente en los años setenta, culmina la cristalización de la perspectiva cualitativa / humanista. En los años ochenta se produce un acercamiento y complementariedad entre lo cuantitativo y lo cualitativo.
2)    Existe una crítica de autores que presentan una imagen de dos paradigmas confrontados. Dicha crítica, se realiza mediante el recurso de confeccionar un listado de atributos, bajo el supuesto de que un tipo de método se halla inerentemente ligado a un paradigma. Y por otra parte, se presupone que los paradigmas cualitativo y cuantitativo son rígidos y fijos y que además, la elección entre uno de ellos es la única posible. En opinión de Cook y Reichard (1979), el empleo conjunto de los dos métodos es posible y trae beneficios.
3)    Se presenta una articulación entre las dos perspectivas, a partir de cuatro cuestiones a revisar:
§  La necesidad de redefinir el enfrentamiento entre interpretación o comprensión (cualitativo) y explicación (cuantitativo).
§  La necesidad de reconsiderar la crítica cualitivista sobre la imposibilidad de cuantificar y medir en sociología. Asimismo se sugiere también, abandonar la noción de totalidad atribuida a la indagación cualitativa.
§  La necesidad de reconocer que en las dos perspectivas los conceptos cumplen una misión mediadora entre teoría y observables: organizan, categorizan y hacen posible la observación.
§  La necesidad de señalar la importancia adquirida en la actualidad, tras el cuestionamiento de las ideas tradicionales sobre verificación, por la generación de teorías de ambas perspectivas.
Finalmente Alvira concluye que ambas perspectivas han tenido un proceso convergente y de mutuo reconocimiento, donde la perspectiva cuantitativa ha aflojado el énfasis en la construcción de teorías por medio de la modelización y la simulación, y la perspectiva cualitativa ha continuado con su énfasis en la construcción y generación de teorías, aumentando el aspecto verificativo y confirmativo.
Ante esto se podría decir entonces, que estamos ante una falsa dicotomía. Y se apela a la posibilidad de combinar métodos y técnicas en la práctica investigativa.

b)    Bryman
Este autor desaconseja asumir una correspondencia exacta entre epistemología y técnicas de investigación, ya que supone una fisura paradigmática entre dos estilos de investigación, asociando métodos concretos a posiciones epistemológicas, haciendo incongruente su uso conjunto en una misma investigación. Plantea además, que la visión idealizada de la investigación cuantitativa no se corresponde con la práctica. Pero también en el ámbito cualitativo se advierte una fisura entre teoría y práctica. Además, en este ámbito debe afrontarse la aplicación de las ideas filosóficas o posiciones intelectuales que inspiran los razonamientos epistemológicos. En la práctica cualitativa, el autor resalta tres problemas:
1)    El de la observación y la interpretación. El investigador debe ser capaz de mirar a través de los ojos de los sujetos que estudia.
2)    El de la relación entre teoría e investigación. La consecución del punto de vista de los sujetos estudiados, choca con la elaboración y aplicación de la teoría en la investigación, si se hace de manera previa.
3)    El de la generalización a partir del estudio de un caso.
Por otro lado, el problema de la generalización en la investigación cualitativa no tiene relación con la representatividad estadística, sino con la representatividad de los casos respecto a las posiciones teóricas.
En contraposición a este autor, el sociólogo británico Silverman (1985) invita a superar las polaridades conceptuales de todo tipo, y dedica espacio en su manual, a la combinación de métodos cualitativos y cuantitativos en el análisis del discurso.

c)    Ibáñez
En uno de sus textos ()11979, Ibáñez plantea que las técnicas cualitativas son más matemáticas que las cuantitativas puesto que preceden a éstas en la contabilidad más sencilla, ya que para hacerlo, se requiere antes que nada, el reconocimiento de semejanzas y diferencias.
Posteriormente en el año 1988, este autor plantea que el cabal conocimiento del trasfondo en la distinción de lo cualitativo – cuantitativo, exige al sociólogo, traspasar los límites de su disciplina y transitar tanto por las ciencias sociales, como por las ciencias naturales. Las distinción entre cualitativo – cuantitativo, no serían suficientes para dar razón de las diferencias entre las técnicas utilizadas en cada una.
Por otra parte, la discusión acerca de dicha distinción, sería innecesaria por cuanto el ámbito cualitativo no renuncia a la matematización, en cuanto análisis del orden social. De hecho, se concluye en realidad un proceso concreto de investigación, requiere casi siempre, una integración de tres perspectivas (distributiva, estructural y dialéctica). Es decir, sin necesidad de olvidarse de la complejidad metodológica y epistemológica, se plantea la necesidad de que exista una complementariedad en el ámbito de la práctica investigativa.

d)    Ortí y Conde
Estos autores propugnan la complementariedad metodológica, desde una identificación con la perspectiva cualitativa. De esta manera, Conde distingue dos perspectivas distintas respecto a las relaciones entre las técnicas cualitativas y cuantitativas:
1)    Los que proponen extender la lógica estadística al análisis cualitativo, negando la especificidad de la metodología cualitativa.
2)    Los que se muestran a favor de la complementariedad de ambas metodologías, basada en el respeto de la especificidad de cada una de ellas. (complementariedad no articulada).
Por su parte, el autor propone una complementariedad articulada, por medio de un proceso de condensación y cristalización simbólica. De esta manera, se teoriza sobre el proceso mismo de investigación en las ciencias sociales, en las perspectivas cuantitativa y cualitativa. Esto conlleva a una simplificación de lo que es complejo de por sí. Pos su parte, Pérez también sostiene que no existe oposición entre los métodos y en cambio, surge claramente la necesidad de su complementariedad. Agrega además, que algunos autores, al hablar del uso de ambos métodos, suelen aludir al término triangulación, que en investigación se realizan a través de operaciones convergentes. La triangulación implica el empleo complementario de métodos cualitativos y cuantitativos, o el uso de cualesquiera de ellos, dado que contribuyen a corregir los inevitables sesgos que se hallan presentes en cada uno.


Para complementar la perspectiva histórica, es preciso, dice Valles, centrarse en la reflexión de los aspectos teóricos – metodológicos (metodológico - epistemológicos). En opinión de Marsal, nuevas teorías, traen nuevos enfoques o metodologías. Y el término metodología para este autor, es equivalente al de investigación social. Añade además, que la sociología y las ciencias sociales, han desarrollado un instrumental para la investigación social, que resulta ser independiente de las orientaciones teóricas.
Los diversos enfoques, han hecho que los investigadores se planteen diferentes cuestiones y a enmarcar sus trabajos en tradiciones teóricas. En consecuencia, han surgido una serie de perspectivas teórico – metodológicas en el ámbito cualitativo. Pero para entenderlas mejor, Valles aclara el concepto de paradigma el cual, ha supuesto un replanteamiento de las concepciones tradicionales en torno a la metodología científica, a partir de la obra de Khun (1962 - 1970). Desde este prisma, muchos afirman que se ha reafirmado el pluralismo teórico – metodológico. Por otro lado, ha dado paso a estudios que defienden una mayor integración paradigmática en el ámbito de la sociología.
Desde la definición khuniana de paradigma, las teorías se conciben como partes del paradigma que las engloba. Y además, Khun agrega que es la unidad más general de consenso dentro de la ciencia, sirviendo además, para diferenciar una comunidad científica de otra.
Guba y Lincoln por su parte, sostienen que los paradigmas son sistemas de creencias básicas sobre:
§  La naturaleza de la realidad investigada (supuesto ontológico)
§  El modelo de relación entre el investigador y lo investigado (supuesto epistemológico)
§  El modo en que podemos obtener conocimiento de dicha realidad (supuest metodológico)
De esta manera, el paradigma guía al investigador en sus tres aspectos fundamentales (ontológico, epistemológico, metodológico), los cuales se hallan interrelacionados.

a)    Caracterización ontológica de los paradigmas: En este plano, la identificación de un paradigma se da al conocer cuál es la creencia del investigador respecto a la naturaleza de la realidad investigada.
b)    Caracterización epistemológica de los paradigmas: Según Martín Santos, el epistémico o epistemólogo sería el analista del saber, el técnico en la producción de saberes. Según algunos autores, habría además, una jerarquía epistemológica de los actos científicos, en la que la comprobación de los hechos, se encuentra subordinada a la construcción de los mismos, y ésta a su ruptura o conquista epistemológica.
Para Bourdie, Chamboredon y Passeron (1976), la jerarquía de actos científicos tendría que ver con:
§  Constatación (nivel tecnológico)
§  Construcción (nivel metodológico)
§  Ruptura (nivel epistemológico)
En resumidas cuentas, se asumiría que el investigador (sujeto) y el investigado (objeto) son independientes y en consecuencia, puede investigarse el objeto sin ser influido por él.
c)    Caracterización metodológica de los paradigmas: la elección de una metodología tiene que ver con las posturas adoptadas a nivel ontológico y epistemológico. De esta manera, si por ejemplo, se ha partido de una realidad “objetiva”, donde hay una separación de sujeto – objeto, la preocupación metodológica se centrará en el control experimental de posibles factores explicativos alternativos.

Tal como se ha descrito la caracterización de los paradigmas, parece inviable que el investigador pueda valerse de más de un paradigma. Es por ello, que algunos autores usan el término “perspectivas” en referencia a sistemas menos cerrados. Si bien los términos paradigma y perspectivas son utilizados indistintamente por algunos autores, un paradigma suele englobar a las perspectivas teórico – metodológicas, y encierra una serie de principios o supuesto generales.
Como momentos importantes en el debate epistemológico, Pérez sostiene que SMITH y HESHURIUS (1986) destacan tres etapas:
§  En un primer momento, las diferencias entre los se adscriben a las corrientes cuantitativas  y cualitativas se presentan como divergentes e irreconciliables, al existir entre ambas posturas un rechazo mutuo.
§  Se analizan las principales diferencias entre los enfoques cuantitativos y cualitativos a partir de los criterios racionalistas
§  Existe un intento de acercamiento, de búsqueda de puntos comunes, de cooperación y de complementariedad entre ambos paradigmas.

Ahora bien, respecto a las variedades de paradigmas que existen, Valles expone al menos tres tipos:

a)    Una de las más simples, es la de los paradigmas contrapuestos.
1)    Paradigma clásico: de él se dice que supone la existencia de una sola realidad objetiva, susceptible de ser conocida por medio de los cinco sentidos, sujeta a las leyes de la ciencia, y manipulable por medio de procesos lógicos.
2)    Paradigma alternativo: éste asumiría la existencia de múltiples realidades, con diferencias que no se pueden resolver con procesos racionales.
Dentro de esta misma clasificación incluso, hay autores que distinguen aun otra clasificación de paradigmas, tales como: positivista / postpositivista, constructivista, etc.
Douglas (1976) centra su atención en la incidencias de los paradigmas contrapuestos en los métodos y técnicas cualitativos de la investigación de campo. En su libro, critica a la Escuela de Chicago, afirmando que la investigación cualitativa de estos sociólogos, presentaba métodos no cuantitativos, pero que perseguían la misma verdad objetiva de la ciencia positiva. Como alternativa al paradigma clásico, Douglas plantea un paradigma que haga girar la visión de la vida social en torno al conflicto, y convierte la desconfianza en el principio de la investigación. Este paradigma alternativo, es practicado por cualquier miembro de la sociedad en su vida cotidiana, según este autor. En este sentido, afirma que la sociedad posee una mezcla de cooperación y conflicto, transparencia y ocultación. Es por ello que Douglas sugiere una estrategia mixta para llevar a cabo la investigación social.

b)    Versión de los tres paradigmas:
En esta modalidad se destacan los autores Crabtree y Miller (1992), quienes se apoyan en la obra Habermas (1968).
1)    Paradigma de la indagación materialista: representado por el positivismo y el modelo biomédico. Es respaldado por la ciencia de laboratorio y los métodos cuantitativos, por lo cual, sigue una lógica lineal. Se enfatiza la primacía del método y se busca la verdad última de la realidad, respondiendo a las demandas de ingeniería social.
2)    Paradigma de la indagación constructivista: Está basado en el conocimiento que ayuda a mantener la vida cultural, la comunicación y significados simbólicos. Respaldado por la metodología cualitativa, su lógica sigue un proceso circular donde la experiencia se interpreta en su contexto; no se buscan verdades últimas sino relatos.
3)    Paradigma de la indagación crítica o ecológica: este paradigma ayuda a mantener la vida social. Se centra en la realidad de la dominación, la distribución de poder y las desigualdades asociadas. Es decir, se orienta hacia los efectos del sistema. Para ello se vale del conocimiento histórico, los paradigmas materialista en interpretativo para distinguir la ideología y la experiencia del presente.

c)    Versión de los cuatro paradigmas:
Los autores que proponen esta separación (Guba y Lincoln, 1994) incluyen a la teoría crítica, al neomarxismo, feminismo, materialismo e indagación participatoria. A su vez, la teoría crítica puede dividirse en postmodernismo, postestructuralismo y una combinación de éstos. El criterio para agrupar a estos enfoques, sería los rasgos comunes que los diferencian de los paradigmas positivistas. En este sentido, los enfoques agrupables son:
1)    En el aspecto ontológico, el “realismo histórico”, el cual se contrapone con el realismo ingenuo del positivismo, y con el relativismo del costructivismo.
2)    En el aspecto epistemológico, la creencia de que la investigación está mediada por los valores del investigador, y por el objeto investigado. En el positivismo clásico, por el contrario, hay una separación sujeto – objeto.
3)    La teoría crítica, además de los aspectos anteriormente mensionados, se caracteriza por una serie de cuestiones de orden metodológico – práctico:
§  La meta de la indagación: se encuentra en la crítica y transformación de las estructuras sociales, políticas, culturales, económicas, etc. desde el constructivismo, la crítica y tranformación se centraría en la reconstrucción de los puntos de vista implicados en lo estudiado.
§  Generación y acumulación de conocimiento: según la teoría crítica, el conocimiento surge y va modificándose a través de un proceso dialéctico de revisión histórica. En otras posturas, el conocimiento se va sumando, a través de la verificación de hipótesis. Desde los constructivistas por otra parte, el conocimiento se equipara a las interpretaciones concensuadas.
§  Criterios evaluativos de la calidad de una investigación: para los críticos este punto se resume en la contextualización de la situación estudiada; el grado en que el estudio incide en la erosión de la ignorancia y el grado en que proporciona un estímulo para la acción.
En contra de las ideas acerca de la teoría crítica, Hammersley opina que esta teoría ha perdido el valor cognitivo ya que su uso es un intento de disfrazar un conjunto particular de compromisos políticos, como si fuese una posición universal.

d)    Constructivismo e interpretativismo:
Según Schwandt, ambos términos se utilizan para resaltar los nuevos planteamientos acerca del conocimiento y del ser, y para agrupar perspectivas. El autor señala que el constructivismo surge contra el objetivismo y el realismo empírico, puesto que según los constructivistas, la realidad no solamente se descubre, sino que se construye.
Ahora bien, bajo el constructivismo es posible distinguir diversos enfoques que este autor revisa sintéticamente: la filosofía constructivista de Nelson Goodman; el constructivismo radical de Von Glasersfeld; el constructivismo social de los Gernen; el constructivismo social de las epistemologías feministas; el paradigma constructivista de Guba y Lincoln; el constructivismo de Eisner.
Según Schwandt, Dilthey y Weber serían los fundadores del interpretativismo, el cual tendría sus raíces en la tradición intelectual alemana de la hermenéutica, la tradición en torno al concepto de comprensión, y la fenomenología social de Schutz. A su vez, dentro de la misma rama del interpretativismo es posible distinguir diversas posiciones.

En el terreno de la investigación sociológica, y ciencias sociales en general, es posible ver que confluyen perspectivas de otros campos. Es lo que algunos llaman transdisciplinariedad del conocimiento.
a)    Variedad articulada:
En este sentido, Patton confecciona una lista de diez perspectivas, de las cuales indica su raíz disciplinaria. Sin embargo, esta lista empobrece y rigidiza la información, por lo que el autor comenta las perspectivas con ejemplos etnográficos (estilo holístico, semiótico, conductista de los Whitings), abordando una perspectiva fenomenológica, e incluyendo perspectivas tales como la teoría de sistemas o la teoría del caos, consideradas inicialmente, como altamente cuantitativas.
b)    Fenomenología sociológica y etnometodología:
La etnometodología es una de las perspectivas teóricas y metodológicas cualitativas, que es considerada una de las principales raíces de la sociología. Además se caracteriza por los numerosos estudios empíricos que ha producido. Por su parte, la sociología fenomenológica ha producido principalmente obras conceptuales y teóricas.