lunes, 20 de junio de 2011

• Ianni, Octavio, “Teorías de la globalización”, 4ª edición, Editorial Siglo Veintiuno. (2003)

El autor plantea que la movilización y modernización hacen del sistema social mundial, una aldea global como expresión de la globalización de las ideas, patrones, valores, socioculturales e imaginarios, los cuales se han transformado radicalmente. En este contexto, el signo de modernización y generalización de los diferentes medios de comunicación, se articulan en tramas multimedia.

La nueva industria cultural, se difunde por los más diversos pueblos, declinando el concepto de nacionalismo. En el ámbito de la aldea global, los medios electrónicos prevalecen, siendo un poderoso instrumento de comunicación, información, explicación de loo que sucede en el mundo.

En esta nueva cultura, el lenguaje y el diálogo han tomado la forma de interacción entre todos los lugares del mundo. Por otra parte, esta nueva tecnología, hace que sea natural y necesario el diálogo entre culturas, pero prescinde de su pasado y de sus discursos; sólo hay un presente.

Los medios de comunicación entonces, son sensibles a las reivindicaciones de diversos grupos y clases sociales. De esta forma los medios de comunicación expresan lo que sucede en el mundo. Simultáneamente estos medios operan en consonancia con los centros de poder mundiales. Los acontecimientos son presentados como un espectáculo desterritorializado y ahistórico.

La industria cultural, se transforma en un sector de producción de mercancías, lucros o plusvalía. En esta dinámica participan todo tipo de intelectuales, profesionales, etc. La industria cultural produce y reproduce signos, símbolos, imágenes, etc.; todo se vuelve representación estilizada, simulacro, virtualidad. Los medios de comunicación son parte de un mundo virtual que existe en abstracto y por sí mismo. Es algo que etá a disposición de todo el mundo, por lo que Mc Luhan plantea que la aldea global es técnicamente realizable. Este autor, ve la tecnología como una extensión del cuerpo. A su vez, cada sujeto puede ser parte de articulaciones locales, mundiales, cuyos centros de emisión están dispersos y desterritorializados. Su modo de ser está cada vez más poblado por signos que han sido difundidos por la aldea global. Esta puede ser, agrega Ianni, una “metáfora y una realidad”. Predominan aquí los estereotipos y el comercio artístico y literario se transforma en un mercado financiero. Esto tiene su correlato en el orden moral y político, donde los ciudadanos (occidentales) se convierten en consumidores. Cabe señalar, que en la base de esta aldea mercantilizada, está la informatización, donde se desarrollan las tecnologías de la inteligencia y la imaginación. Hay un caos, que se traduce en signos, símbolos, lenguajes; un texto complejo; un hipertexto, entendido como “un conjunto ligado por conexiones” (palabras, imágenes…. Expresiones de todo tipo) de modo reticular. Este sistema informatizado cambia la configuración mundial, convirtiéndola en la aldea global.

Desde esta perspectiva, los intelectuales son quienes piensan los modos de operar en el sistema global. Se encuentran inmersos en diversos niveles de trabajo tales como organizaciones, corporaciones, etc. Son entonces, los think – tanks, que piensan el modo de organización y dinámica de la aldea global. En especial, están influyendo la acción política, y sus interpretaciones constituyen importantes componentes simbólicos de interpretación acerca del hombre y su existencia. Esta visión, se direcciona en beneficio de las directrices políticas que sustenta esta nueva dinámica comunicacional.

Toda esta realidad compleja que se produce y reproduce, es traducida a través de las diversas formas del lenguaje. Esto coloca los medios de comunicación en el centro del mundo cultural, donde se posibilitan las representaciones y producciones imaginarias.

De este análisis se desprende la forma en que se estructuran las hegemonías mundiales, orientando la solución de problemas a nivel planetario.

En el período de la guerra fría, los medios de comunicación estructuraron un mundo polarizado. Pero en el período posterior al de la caída del muro, se habló de un nuevo orden económico mundial en el que “la mano invisible” postulada por el liberalismo clásico, permite la llegada del neoliberalismo a nivel globalizado. La cultura de masas, en su producción mundial, crea el espejismo de de que el mercado, la democracia, el capital y la ciudadanía, son posibles y universales. De esta manera, citando a Gramsci, el autor sostiene que el modelo del príncipe, el mito – príncipe, ya no se encarna en una persona, un líder, sino en un elemento complejo de la sociedad, donde se concretiza la voluntad colectiva. Cada discurso de poder, es divulgado, masificado. por los medios de comunicación. Estos asumen la figura de príncipe de la modernidad – mundo, el cual influye en las ideas y pensamientos de los sujetos. Dicha susceptibilidad humana ante la persuasión ideológica, se basa en la promesa – no cumplida – de una respuesta estereotipada de sentido y orden; de protección ante las amenazas y la soledad. Ante la búsqueda compulsiva de causas y respuestas, los medios muestran como único camino de salida, el consumo en todos sus niveles (de religión, diversión, ideas, objetos, etc.)

Frente a las emergentes necesidades y demandas de los sujetos hacia los medios de comunicación, estos juegan un importante papel en la sociedad. Los medios son utilizados, como una forma de ejercer una forma de autocontrol. Y es en esta dirección, donde los medios de comunicación extienden su influencia en el imaginario de la gran mayoría de los sujetos.

En este contexto, el inglés es el idioma que se ha mundializado más allá de su procedencia inicial. La mayor parte de las comunicaciones, se realiza en este idioma. No obstante, las demás lenguas permanecen, se transforman y se enriquecen. El diálogo, el monólogo y la polifonía siempre se encuentran en el núcleo de lo dicho y lo desdicho, pero siempre implican la presencia de más lenguas; son esenciales en el intercambio intercultural. La palabra, es el medio por el cual se acumulan cambio, engendrando nuevas ideologías.

Por lo tanto, es posible pensar que el inglés no implica necesariamente la homogeneización de los lenguajes, del sentir, pensar, imaginar, aun cuando la globalización lleve consigo esa connotación.

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