domingo, 19 de junio de 2011

Los realitys de la represión (2003)

Resulta indudable que los reality shows, han sido todo un acontecimiento nacional, desde el año 2002. Si bien es cierto que no es un género televisivo nuevo, sí lo es en nuestro país. El prisma con el cual se le puede analizar, nos da innumerables miradas. Que si es moral o no, que si es lucrativo, y vaya que lo es, puesto es uno de los factores que ha levantado considerablemente la economía particularmente del canal trece, y de sus auspiciadores, hasta los parlamentarios se han visto involucrados en el debate, que se ha formado respecto al tema. En una noticia que salió publicada en el diario "Las últimas noticias" , se hace referencia a la insatisfacción de los parlamentarios, por el informe entregado por el CNTV (Consejo Nacional de Televisión). Si bien, fueron ellos mismos quienes solicitaron dicho informe, los resultados entregados, no cubrieron sus expectativas. En dicho informe, entre otras cosas, se muestra que los reality shows, son programas familiares, que estimula la discusión. Pero que sin embargo, también identifica excesos, principalmente respecto al lenguaje grosero, la invasión en la intimidad y el exhibicionismo. Pese a ello, el estudio antes mencionado, señala que los canales aplicaron la autorregulación esperada. Es decir, si bien sean "reality shows", se espera cierta cuota de censura, aunque supuestamente representa justamente lo contrario.

Este es precisamente el punto al cual quisiera referirme. Quizás por ser algo nuevo en Chile, los reality shows no han llegado a tener las características de otros países. No existe un reality porno, como ha ocurrido en otros países como España o Argentina, y me atrevería a decir, que en realidad, no existe un realiy como tal, en este país, puesto que están cuidadosamente pautados y autocensurados. Como se decía con anterioridad, en cierto modo, son más bien la antítesis de un show en vivo y "real". Y digan lo que digan, más bien, lo que se está mostrando en estos momentos, va de la mano de la idioscincracia chilena, puesto que una de sus características, es el doble juego. Es decir, como los noticieros, que dicen una cosa, cuando en realidad, ocurre otra. En este sentido, en los reality shows, se intenta "mostrar todo" lo que ocurre dentro de una casa estudio, y por otro lado, esta dinámica, debe poseer "autorregulación". Se le critica, la falta de espontaneidad, la elección parcializada de los concursantes; todos con sentimientos parecidos; todos con muy poca creatividad y casi nada de cultura independientemente de su condición social. De a poco, en "Protagonistas de la Fama", nos vamos enterando que son vecinos, que la hermana de uno de los concursantes (Alvaro) trabaja en la tele, que otra concursante (Elizabeth), fue extra en distintas producciones del canal, que su hermano trabajó en El Clan Infantil, de Sábados Gigantes... Que otro (Jorge), no fue nunca al casting, sino que lo llamaron por teléfono. De esta manera, suma y sigue el material para criticar este nuevo acierto televisivo.

Es verdad, son millones de pesos que se han movilizado gracias a la franquicia del modelo de otros realitys. Más allá de toda la plataforma teórica marketera que se pueda construir para justificar tanto éxito, este tipo de programas, es una radiografía que lo que es nuestra sociedad actual. George Bataille , habla de que el ser humano, transita entre la prohibición, y la trasgresión. Esto cumpliría un papel importantísimo en la cultura, en tanto, a lo largo de la historia, el hombre ha intentado construir un mundo racional, para controlar sus propios instintos. Pero éstos son fuertes, y siempre se exceden de alguna manera.

En este contexto, la represión tiene mucho que decirnos. Ya S. Freud, en "El Malestar en la Cultura", había hecho notar, que ésta cumple una función cultural. Para que podamos convivir en sociedad, nuestros deseos inconscientes deben ser reprimidos. Así, tanto Bataille como Freud, han desarrollado el tema de las prohibiciones, como construcciones culturales contenedoras de nuestro origen animal, de nuestros pecados, de nuestros excesos, según sea la interpretación que se le quiera dar.

Los reality shows, en cierta medida cumplen con la trasgresión, en el sentido de que transgredí la intimidad de un grupo de jóvenes. Sin embargo, en lo que omite, manifiesta más la represión propia del país, que los deseos conscientes. Hablar de que los canales han ejercido la autocensura que se esperaba de ellos, es echarle la culpa al empedrado, pues de uno o otra forma, refleja la represión de un grupo de personas, que mueven masas (medios de comunicación). Si prestamos una mirada más atenta a estos programas, nos encontramos con que "Protagonistas de la Fama", salía al aire con dos días de retraso. Algo similar se puede decir de "Refugio Mekano" que si bien, también podía verse en internet, esto no ocurría las veinticuatro horas del día. Así también, el reality del canal siete, y el que se llevó a cabo durante el verano en la Patagonia. Ya terminó, pero se transmite ahora, en otoño. Todos, sin excepción, han sido cuidadosamente editados, y ninguno, muestra realmente la vida cotidiana. A "Refugio Mekano", se le puede atribuir el mérito de mostrar bastantes bikinis, ropa interior, pero ninguno muestra un "reality show".

A "Protagonistas de la Fama", lo único que les faltó, fue despertar peinados y maquillados, como en las teleseries mexicanas. Nunca lavaron ropa, rara vez cocinaban, todo se les daba hecho. Por si alguna duda cabía, todos se duchaban con traje de baño. Si alguno tuvo la osadía de no hacerlo, fue algo que quedó para las cintas que quedarán guardadas en el canal. Al aire, sólo cuerpos asexuados, parcialmente mostrados. Es una trasgresión a medias, que denota una represión tal, que ni siquiera hemos sido capaces de llevar a cabo dicha trasgresión, hasta el final. Solamente ha surgido lo suficiente, como para mostrarnos que algo nos falta; que necesitamos un placebo para no morir de aburrimiento con nuestras propias vidas. Es como profundizar superficialmente en nuestras necesidades, en nuestros gustos. Nos muestran una intimidad, pero no logramos conectarnos realmente con ella. Bataille nos dice, que el cuerpo sexuado del otro, nos intimida. Y podemos llevar la reflexión aun más allá, pareciera que quienes han hecho la "autocensura" de los realitys, han pensado que la sexualidad humana, la intimidad se reduce a lo obvio, lo evidente, el sexo. Cuando en realidad, nos están entregando toda una visión sobre la sexualidad, basada en la represión, en la propia autocensura, incluso de los propios concursantes.

Se disfraza entonces, una supuesta ética, con una censura que esconde, o más bien denota, una sexualidad chilena tremendamente reprimida. Citando el artículo de A. Pardo y G. Vaccani, de "Las últimas noticias" el senador DC Hosaín Sabag expresó que "Reconociendo que este fue un programa que tuvo éxito porque lo vio mucha gente, espero que esto se mejore con una autocensura o autoanálisis previo de ello y mejorando el lenguaje y las escenas que puedan ser un poco fuertes". Esta cita, expresa claramente la ideología que se encuentra contenida entre líneas, respecto a la sexualidad de los chilenos.

No deja de ser irrisorio, que precisamente sean los políticos, los que se encuentran más preocupados del comportamiento moral de los jóvenes, puesto que en especial, los últimos años, estos "representantes de pueblo", se han destacado por su dudosa calidad ética, y moral. Sin escarbar demasiado, basta leer cualquier diario, para encontrarse constantemente con escándalos políticos. Sin embargo, cuando de sexualidad se trata, todos parecen ser intachables, hasta la intransigencia. No es casualidad, que ni siquiera haya una ley de divorcio. Habría que ver entonces, por dónde es más profunda la represión; si por los adultos, los senadores, los productores, o los jóvenes que participan, que no necesitan que se les ponga una piedra en el pecho, para autocensurarse.

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