domingo, 19 de junio de 2011

Treinta escalones de mármol (2005)

Uno, dos... tres.... cuatro..... treinta escalones de mármol, hasta la entrada de la mansión. Aunque realmente no se sabía bien a dónde llegaban los escalones, pues todo parecía estar matizado de los mismos colores blanquecinos. Traían frío, detenían el tiempo. No había ruidos... Ni movimiento. Bueno, casi; un mechón de pelo interrumpía mi campo visual. Era un pelo castaño, limpio pero opaco, que se sacudía con el viento de vez en cuando.

Uno, dos... tres.... cuatro..... treinta escalones de mármol... juraría que hace más frío bajo mi cuerpo, Uno, dos... tres.... cuatro..... treinta escalones de mármol... O lo que alcanzo a sentir de él, en realidad, todo está frío. No recuerdo un pasado; tampoco espero algo. Sólo cuento una y otra vez los escalones. Cierro los ojos, y me dejo llevar por el sopor; me duermo. Uno, dos... tres.... cuatro..... treinta escalones de mármol... Los cuento una y otra vez, como si ese acto me fuera a llevar hacia alguna parte. Sueño que estoy soñando que estoy tirada a los pies de una escalera. Como me desangro, no puedo pararme. Pero no siento nada... El frío lo impide.

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