jueves, 25 de agosto de 2011

DESDE LO COTIDIANO, EN PRIMERA PERSONA


Conversando con un profesor al cual le han pedido que escriba un análisis sobre el efenómeno estudiantil de este año, comentábamos que el problema de la educación tiene tantas aristas, que se hace necesario centrarse en algunos puntos a la vez.

En este caso, hacía memoria de años anteriores. Para el 2003, las noticias acerca de los jóvenes, eran solo unas cuantas, en proporción de 1 cada mil noticias aproximadamente. Casi no se puede creer, pero así era. Con el correr del tiempo, esto fue aumentando y po supuesto, al momento de la “revolución pinguina” este número se acrecentó exponencialmente. En estos momentos, si bien es posible encontrar noticias al respecto, las declaraciones que acompañan las imágenes y el vivenciar diario de lo que ocurre se separan más que nunca "Pese a los incidentes, "La ciudad (Santiago) está funcionando normalmente, el transporte público en plenitud. Nuestra gratitud es para los trabajadores del Transantiago y los operarios del Metro que han posibilitado que esto ocurra de esta forma", aseguró Andrés Chadwick, vocero de Gobierno." (CNN Chile). Y si bien uno como madre trata de sobrellevar la situación con cierta liviandad, de explicarle a los hijos que no pueden ir al colegio, porque el aire está irrespirable, las calles están cerradas, los furgones escolares están siendo quemados y al paro se han sumado los buses del transantiago, los colectiveros, la CUT, los funcionarios de tres bancos, algunas cadenas de farmacias, la Universidad Católica, y que los vehículos de carabineros han sacado a las estudiantes del Colegio Compañía de María, mismo del cual egresó la hija de la diputada Lily Pérez, es imposible abstraerse de las declaraciones casi bizarras que se escuchan en la tele.

Me preocupa, que pese a lo evidente, haya alguna parte de nuestros nacionales que crean en lo que se dice... ha sido un día normal. Solo que no se puede salir a las calles, ni trabajar, ni asistir a clases, ni comprar en un supermercado, ni hacer visitas sociales. Casi podría decirse que este señor no pasaría la prueba de realidad... pero sabemos que no se trata de locura propiamente tal. En fin. No resulta anecdótico de contrastar, sin embargo, que en “días de calma” uno puede ver frente al Ministerio de Educación, completamente blindado de carabineros preparados para la guerra, rejas, zorrillos y todas esas cosas nuevas que tienen (en mis tiempos eran guanacos), una señora de no más de dos kilos de peso, abrigo rojo, rojo rojo, hablándole al aire, diciendo que ésto es una trampa del diablo. Carabineros, conteniendo la risa... todo parece fuera de su lugar. Y pienso, ésto no se trata solo de un movimiento estudiantil. La señora que le habla al diablo, las noches, todas las noches, acompañadas del ruido de los cacerolazos como en los viejos tiempos, y que son ejecutados por los adultos y ancianos, que hace tiempo salieron de las salas de estudio... la confusión de marchas... todo parece indicar que no se trata solo de la educación.

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